domingo, 11 de marzo de 2012

Algo se muere en el alma, cuando un equipo se va...

Por SRG, en Madrid, a once de marzo del año MMXII.


Desde mi banda...


(Se recomienda acompañar la lectura con la canción enlazada http://www.youtube.com/watch?v=_3wuwKRMBw0 ).

"¡¡Blog abierto!!

Para enseñar a la humanidad la gran calidad (o el grado de ridiculo... eso ya se verá...) de los Afilados Madrid, se ha creado este blog, ante los millares de peticiones a lo largo del mundo. Los que quieran escribir en el blog deben comunicarse conmigo para que les añada como autores en la configuración del blog.

Recordar que el siguiente partido es este domingo a las 4:15 contra los pichones, en el campo Luis Aragonés."



     Con esta escueta entrada, quedaba inaugurado este blog. Ciento diez entradas despues, Afilados Madrid F7, ha desaparecido. A modo premonitorio, nuestro gran creador, Mario, entreparentizó lo que sería el final del equipo, por la puerta de atrás, como el peor de los borrachos, como la mejor de las sabandijas. Y es que, tras una dura agonía que se remonta prácticamente a los primeros partidos de la temporada, este equipo ha sumado su segunda incomparecencia en la temporada, con la consecuente expulsión de la liga. De nada han servido los esfuerzos de los cuatro, literalmente, que Domingo tras Domingo peleabamos por nuestro equipo, aunque el objetivo de este blog no es demonizar a nadie, simplemente, "se perdió la magia". 

     Me gustaría hacer una síntesis de lo que ha sido este equipo en estas cuatro temporadas, pero antes, agradecer a todos los que alguna vez han formado parte de esta leyenda, bien sea jugando, intentando jugar, animando desde la banda, gritando, aplaudiendo, llorando, bebiendo, los que venían por las cañas de después, los que se fueron cabreados y no volvieron... fue una bonita historia.

     Pero lo cierto es que últimamente, no había motivación que sustentase nuestro equipo. Comenzamos la temporada, con las sensibles ausencias de Juanma y nuestro killer por antonomasia, Edu, aunque la entrada de Rafa y las fugaces apariciones de "El Negro" daban un halo de esperanza a nuestro equipo, eran el reemplazo del Kuhn y Forlán. Y las victorias no llegaron, Rafa creaba juego como el mejor, pero el esférico no quería encontrar la red, Miguel marcaba de cuando en vez pero no era suficiente, aún así, el equipo era equipo, nos faltaba rodaje pero había compromiso y base para acabar en la mitad superior de la tabla. Pero llegaron las desgracias, Guille Porras con su lesión de rodilla, Medina y su tobillo maltrecho, y nuestro portero con su leve lesión y posterior desmotivación, dejaron huerfano a Afilados. La defensa cojeaba, el frío del invierno llegó, y la portería estuvo vacía demasiado tiempo. La desmotivación se extendió como fuego en un pajar, y entre los rescoldos, sólo quedó un bloque de cinco o seis jugadores asiduos los Domingos. Llegó un momento que no tenía sentido seguir, ya no es que la temporada estuviese perdida, pues el objetivo último de Afilados nunca ha sido ganar, simplemente ya no nos divertía, y como escribe el hermano de Edward Norton en American History X, en el trabajo que le entrega al profesor Sweeney, "la vida es demasiado corta para estar siempre cabreado. No merece la pena".

     No obstante, hubo tiempos mejores, tiempos de gloria para Afilados, y sería totalmente inapropiado cerrar esta última crónica sin remontarme a ellos. Nacimos, no sin dificultades, como consecuencia de ese eterno anhelo de todo grupo de amigos que se precie, de tener nuestro propio equipo de fútbol, un proyecto común que nos uniese una vez a la semana con la meta de mejorar como personas. La generación de Chicos del Barrio anterior a la mía ya tuvo su equipo, aunque terminó de la misma manera que Afilados. Era un encuentro generacional, rebosaba vitalidad cual pastilla efervescente, todo el mundo quería jugar en Afilados y como resultado, las convocatorias de cada partido eran excelsas y excesivas pues había partidos donde era imposible jugar más de veinte minutos. "Champi" fue el primer galáctico del conjunto, creaba juego y goles, posiblemente el jugador más completo que haya tenido Afilados. Rúper y Paska fueron los primeros en sucumbir a la intensidad del juego y cayeron en lesiones que a día de hoy siguen arrastrando. De Rúper nunca más se supo, Paska hizo tres fugaces apariciones esta temporada para rellenar el déficit de jugadores que teníamos. El equilibrio no se olvidó de Afilados, el exceso del principio frente a la carencia del final. Y digo bien, porque las dos temporadas centrales, las recuerdo como eso, equilibrio. Las convocatorias eran normales, con una media de dos o tres cambios por partido (si llovía, menos), pero había un bloque sólido. En el final de la segunda hubo algún bache, pero Afilados una vez más se reinventaba y se hacía con los servicios de Juanma, que junto a Edu se consolidaron en la tercera temporada, quizá la más gloriosa. Daban el equilibrio al bloque, nos encontrabamos con una defensa sólida, una portería segura, un medio del campo que creaba juego y un "killer" que culminaba un trabajo bien hecho. Llegamos a ocupar el liderato de la liga, buenos tiempos, era divertido jugar, ya no discutíamos sobre el campo, eramos capaces de acabar la mayoría de los partidos con los siete jugadores, y eso se notaba en los resultados. Ganabamos a los líderes, eramos el coco del grupo, aunque nuestro defecto, que a  su vez fortalecía nuestra identidad, fuese perder contra los últimos clasificados sistemáticamente.

     Por último, voy a hacer un reconocimiento al verdadero bloque de Afilados. Hasta ahora la narración se ha guiado por los miembros efímeros del equipo, pero realmente, el equipo era el resto de los jugadores, que cuatro temporadas después, han visto cumplido el sino de Afilados Madrid F7. 

1, Alberto González Martínez, quizá la revelación de Afilados, su habilidad en la portería era desconocida e inpredecible, pero pronto fue uno de los activos más valiosos de Afilados.

3, Raúl Medina, sólido defensa central y eterno capitán. Sus chilenas serán recordadas, así como su golazo en la última temporada.

4, Cervan, nuestro Guadiana, a veces estaba y a veces no, pero es pieza fundamental de este puzzle.

7, Javitxu "taconcitos" Martínez, lateral, desquiciante algunas veces (¿verdad Perry?), pero efectivo.

9, Ino, delantero, como Ronaldo Nazario, y "hasta ahí puedo leer".

10, Perry, nuestro torreón, el medio campo era su casa y el balón su objetivo, creó más juego del que destruyó.

11, Alvarito, lateral, realmente no jugó asiduamente hasta la última temporada, pero siempre estuvo ahí.

14, Adrián Poderoso, aunque no se incorporó hasta la segunda temporada, su compromiso siempre ha estado presente.

16, Guille Porras, la pareja perfecta de Medina, jugador más que solvente e inversor primero y único del club. Mucho más que un jugador.

17, Sergio Rubio, un servidor, diestro, lateral izquierdo, yo creo que he sido el mejor jugador que ha tenido este equipo nunca, pero cada uno es libre de opinar lo que quiera.

21, Miguel, "el broncas" del equipo, probablemente haya acumulado tantos días de sanción como momentos de gloria ha dado a Afilados.


     Y esto es todo, cuatro años de nuestras vidas, cuatro años que contaremos a nuestros nietos en batallitas en las cenas de Navidad cuando nos hagamos viejos, cuatro años, mil historias...

AFILA, AFILA, CON ESPERANZA EN TU CORAZÓN, Y NUNCA AFILARÁS SÓLO... ¡¡¡VAMOS AFILADOS!!!


Fue un placer.

Sergio Rubio, contador de las andanzas de Afilados Madrid.