viernes, 18 de noviembre de 2011

Cantonás y Capdevillas

-Por JGM, 18/11/MMXI

Cantonás y Capdevillas


     Con vuestro permiso, voy a inagurar una nueva sección en el blog que junto a mi columna Un gafista en la grada serán mis humildes aportaciones a este bonito proyecto virtual. Si bien hasta ahora en mis artículos me centraba casi en exclusiva en nuestro equipo, Afilados Madrid, con esta columna quisiera ampliar un poco mi radio de acción y tratar otros temas relacionados con el mundo del fútbol.

Así, si.




     Esta nueva sección se llamará cantonas y capdevillas (parafraseando el famoso zidanes y pavones) y en ella me centraré en hacer un pequeño repaso de las aventuras y desventuras de aquellos jugadores que de una forma u otra se han ganado mi simpatía. Os preguntaréis por qué Cantona y Capdevilla. Pues muy sencillo, para mi representan dos arquetipos de jugadores completamente distintos por los que es casi inevitable sentir cierta simpatía hacia ellos. Los cantonas son aquellos jugadores que desbordan carisma y presencia, aquellos jugadores que el equipo rival tiene que temer y su equipo puede estar seguro de su lealtad y compromiso, aquellos jugadores imprecedibles, porque saben acallar a su pepito grillo y si tienen que increpar a los arbitros, a los periodistas, a sus compañeros, etc., lo van a hacer, y aunque a veces su actitud es más que reprochable, no puedes llegar a echárselo en cara (¿Quién no recuerda la patada voladora que le dio Eric a un aficionado?) porque sabes que son así, que no pueden cambiar. Los cantonas nunca se depilan las cejas ni se hacen el último peinado de moda ni tienen un asesor estético. Para ellos, su vida es el fútbol y si el resto del tiempo lo pueden pasar entre cervezas, mejor que mejor.



     ¿Y los capdevillas? Pues son los obreros del fútbol, los que nunca serán portada del Marca ni ganarán el Balón de Oro. Ellos son los hombros sobre los que se apoyan los galácticos para tocar el cielo, los que hacen el trabajo sucio, los Lenny y Carl del fútbol, secundarios de lujo que cumplen con maestría su papel. Nadie puede decir una mala palabra de ellos, nadie puede prescindir de ellos en su equipo, pero nadie se comprará su camiseta, nadie pondrá una foto suya en el fondo de pantalla del móvil, nadie les recordarán cuando dentro de 20 o 30 años les hablen de sus recuerdos futbolísticos a sus hijos, nadie, nadie… Porque ellos son los nadie del fútbol. Pero a veces, el destino les concede una oportunidad, elige a uno de ellos y lo encumbra como homenaje a todos. Y ese ha sido Capdevilla, titular indiscutible de la selección española de fútbol hasta hace unos meses, ganador de un Mundial y una Eurocopa. ¿Quién no ha soñado con levantar la Copa del Mundo? ¿Quién no ha soñado con jugar esa final? ¿Quién no ha soñado con compartir vestuario con Iniesta, Xavi, Puyol, Iker, etc.? Cuando ganó el Mundial, dijo a los periodistas: ¿qué hago yo aquí? Pues eso, rendir tributo a los capdevillas del fútbol.



Primer artículo: Capdevilla, caprichos del destino.



Segundo artículo: Luther Blisset, el peor jugador de la historia del Milán.



Os animo a proponer jugadores, escribir vuestras propias crónicas y joer, a lanzarlos a hacer vuestros artículos sin importar lo chorra que sea. Que este blog sea algo de todos, hecho por todos y para todos.

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